Por Daniel Reinoso
Por la 7ma fecha del Torneo Apertura de la Liga Cordobesa de Fútbol y con asistencia de público local, Avellaneda -en su visita a Malagueño- derrotó a Almirante Brown por 3 a 1. Pirez puso en ventaja a los locales, mientras que Palavecino empató de penal y en el segundo tiempo: Molina y Puebla anotaron para el vencedor.
Ambos técnicos venían preparando
este partido con bastante antelación, desde que se suspendió el torneo allá por
fines de abril, toda esa adrenalina le daban un marco especial al partido, una
tarde soleada, especial para jugar, la novedad importante era la vuelta del
público a la cancha, el condimento que le da sabor al futbol, pero solo se jugó
con público local, nadie aclaró por qué no pudo ingresar gente de la visita, el
partido ya había empezado a ‘jugarse.
En lo estrictamente futbolístico
el partido desde el inicio fue muy trabado y con pierna fuerte, no había
espacios para los habilidosos en los dos
equipos.
El local ejerció un leve dominio
en los primeros minutos, el cual tuvo su fruto a los 7’ cuando un disparo de media distancia sorprendió al adelantado “Tenaza” Moyano, quién en gran
reacción logra rechazar, pero la pelota cayó en la cabeza del “Chanchi” Pirez y
con el arco vacío puso el 1 a 0, algarabía y jubilo en el local.
En la zona del medio campo donde
nace la gestación del juego estuvo poblado por un bosque de piernas, donde
abundaba la leña y poca buena madera, el partido era ríspido y disputado, el
equipo dirigido por Madriaga propuso un juego de ida y vuelta con la
intensidad que lo caracteriza, momentos en que la marca y la fuerza le ganaban
al talento.
El encuentro como una olla a presión
entraba en ebullición minuto a minuto y donde el árbitro Rivadera con
permisividad dejó cometer muchas faltas que deberían haber sido castigadas con
el cartón amarillo, recién a los 28’ mostró su personalidad y sacó la primer
tarjeta que fue roja para el jugador Samota que estaba entre los suplentes de
Avellaneda, por un improperio según la seña del colegiado.
Eran los mejores momentos del
local y la sociedad Peralta - Pirez generaban el fútbol de los Auriazules.
En ese lapso llegó el primer
incidente en el encuentro, falta en casi mitad de cancha a favor de Brown, centro al área pasado cabezazo al
centro y aparece desde atrás Pirez para anotar el gol, pero el asistente
Albornoz levanta el banderín y Rivadera apoyándose en él anuló la conquista,
difícil determinar si fue o no posición adelantada del 9 de Brown. Jugada fina.
El equipo de Avellaneda lejos de
amedrentarse siguió con la misma intensidad y el técnico movió el banco
buscando soluciones antes que sea tarde.
Y a los 38’ el capitán Campos
derriba en el área a Perlog y el arbitro pitó penal, que Pablo Palavecino cambió por gol, 1 – 1, así se fue el primer tiempo.
El segundo tiempo siguió de la
misma manera, trabado, sin espacios, en Almirante se fue Peralta, el socio de
Pirez y este se quedó solo ante la férrea defensa de Avellaneda, el partido no
daba tregua y no se sacaban ventajas, en algún momento el empate era el
resultado que mejor les quedaba.
El partido llegó a su punto más
álgido, a los 33’ el ingresado Molina ex Brown empuja de cabeza bajo el arco
poniendo el 2 a 1 a favor de Avellaneda, y allí vuelve a tomar protagonismo el
asistente Albornoz, que levanta la bandera indicando una posición adelantada o
no sé qué y después de dudar la bajo y cuando quiso correr hacia la mitad de la
cancha todo el banco de Brown lo rodeo protestando el fallo, tuvo que intervenir
la autoridad policial, jugadores, el público enardecido, se tuvo que parar el
partido por más de 10’ hasta calmar los nervios.
A esta altura el partido ya no
era tal, nerviosismo, insultos de toda índole dirigidos a la terna arbitral, lo
que restaba de juego alcanzo para que después de un tumulto vieran la roja
Rivadero y Perlog sumado a la expulsión de un ayudante del CT de Brown.
Y por último a los 42’ desborde
por derecha del mejor jugador del encuentro, Pablo Palavecino que con habilidad
y velocidad gambeteo todo lo que se le cruzo llego al fondo y metió una
asistencia para que Miguel Puebla anticipándose a su marcador venciera a De
Tobillas poniendo el 3 a 1 definitivo. Gano Avellaneda Final del partido
Párrafo
aparte, el desempeño de la terna arbitral, la relación entre
dos acciones, una llamada causa,
produce otro denominado efecto,
es la definición más parecida a lo que ocurrió en el partido, cuando a un árbitro
se le va el partido de las manos, creyendo que no puede amonestar a ningún
jugador a los pocos minutos de juego propicia desorden en el desarrollo del
partido, algo que no figura en ningún reglamento disciplinario.
Esa no observancia permite que los
participantes del juego tengan impunidad para jugar con rigor, pegar y demás,
la falta de tolerancia y la sumatoria de errores produjo el efecto y dejó en exposición al
Asistente Albornoz que tuvo una tarde para el olvido en su desempeño técnico,
protagonista en las dos jugadas polémicas, el gol anulado de Brown en el PT y
en el 2 a 1 de Avellaneda, al haber levantado el banderín sancionando ‘algo’ y
después bajarlo, solo a él le asiste la razón para justificar sus decisiones.
Esto no ilegitima el triunfo de los Rojos
Síntesis:
Almirante Brown (1): 1 Marcos de Tobillas, 2 Diego Campos, 3 Mauro Pardo, 4 Maximiliano Marchisio, 5 Luis Barreto, 6 Agustín Gribaudo, 7 Jeremías Weiss, 8 Nicolás Rivadero, 9 Hugo Pirez, 10 Martín Peralta y 11 Lucio Gallardo DT: Sergio Allende
Avellaneda (3): 1 Gustavo Moyano, 2 Agustín Leiva, 3 Leandro Britos, 4 Mauricio Iob, 5 Daniel Aguirre, 6 Emiliano Duarte, 7 Pablo Palavecino, 8 Lucas Perlog, 9 Claudio Rodríguez, 10 Miguel Puebla y 11 Brian Verón DT: Humberto Madriaga
Goles: 7’ Hugo Pirez (Almte Brown), 38’ Pablo Palavecino (Ave) 78’ Pablo Molina (Ave), 87’ Miguel Puebla (Ave)
Arbitro: Cristián Rivadera – A1: Fernando Albornoz, A2: Lucas Vilca
Cancha: Almirante Brown
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